México va a las urnas: dos candidatos, un líder omnipresente y un país polarizado y violento

Amigos que ya no hablan de política para evitar problemas. Muertes diarias en distintos rincones de México. Opciones sin líderes carismáticos. Y el crimen organizado es un telón de fondo en muchas partes del país.

México se prepara para elegir a una mujer como presidenta por primera vez en su historia, ya que el único hombre en la carrera se encuentra en un distante tercer lugar. Pero lo que moverá a la gran mayoría de los mexicanos no serán las propuestas a veces difusas de la candidata oficial Claudia Sheinbaum o la opositora Xóchitl Gálvez, sino el deseo de continuar o romper con el legado del actual presidente.

“Es más que una elección, es un referéndum”, reconoció el propio Andrés Manuel López Obrador. “Es elegir el proyecto de nación que queremos”.

La candidata presidencial de oposición Xóchitl Gálvez habla en su mitin de cierre de campaña en Los Reyes la Paz, Estado de México, el miércoles 29 de mayo de 2024.

(Fernando Llano/AP)

México es hoy un país con más programas sociales, pensiones universales y mejores salarios mínimos, pero también un país más militarizado, donde no ha sido posible controlar la violencia, ni el avance de los cárteles, ni la impunidad y donde la figura del presidente ha Yo divido a la sociedad: o estás con él o contra él.

“Con mis compañeros, para no perder la amistad, decidimos no hablar de política porque hace seis años empezamos a discutir y ya había ataques personales”, dijo la doctora Soledad Echagoyen, partidaria de Morena, el partido creado por López . Obrador durante una década.

“Hay mucho odio”, dijo Luis Ávalos, un joven de 21 años que dice no haber decidido su voto y que se queja de cómo algunos amigos lo llamaron “traidor a la patria” por no alinearse con el Presidente.

ARCHIVO - Una persona sostiene un cartel que dice: "Todos somos iguales México"

ARCHIVO – Una persona sostiene un cartel que dice: “Todos somos un México” en un mitin de la oposición convocado para alentar el voto en las próximas elecciones, en el Zócalo, la plaza principal de la Ciudad de México, el 19 de mayo de 2024.

(Ginnette Riquelme/Associated Press)

López Obrador es un ídolo para los mexicanos que se sintieron excluidos e insultados durante lo que el presidente llama administraciones “neoliberales”, cuatro décadas enfocadas en reducir la intervención estatal en los mercados y durante las cuales hubo notorios escándalos de corrupción que afectaron a las más altas esferas del poder.

Para otro sector de la población, la forma de hacer política del presidente -y, por tanto, de Morena- es antidemocrática por sus intentos de dilapidar organismos autónomos creados para funcionar como equilibrios de poder, por su tono centralista y nacionalista y sus intentos de consagrar todas sus políticas en la Constitución.

Quizás lo más paradójico es que Morena recuperó algunas prácticas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que siempre criticó, y ahora es el PRI –que gobernó México ininterrumpidamente durante siete décadas– quien las critica.

Participantes en un evento electoral

Participantes en un evento electoral de la oposición antes de las elecciones presidenciales del 2 de junio, en la Plaza del Zócalo, Ciudad de México, el domingo 19 de mayo de 2024.

(Ginnette Riquelme/Associated Press)

Uno de ellos es la intervención del poder en las elecciones, realizada principalmente a través de conferencias matutinas diarias, conocidas como “mañaneras”.

“Las autoridades electorales han señalado en al menos 30 ocasiones que el Presidente de la República participó directa o indirectamente en la campaña” y esto genera dudas sobre la equidad de la contienda, dijo Flavia Freidenberg, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“En este país no se construye ciudadanía, se construye electorado”, lamentó Gloria Alcocer, directora de la revista Voz y Voto.

Pese a todo, López Obrador mantiene su popularidad alta y es el motor de los votos de Morena, que no sólo aspira a mantener la presidencia, sino también su mayoría parlamentaria -imprescindible para que el futuro presidente gobierne cómodamente- y su presencia territorial. Morena y sus socios gobiernan ahora en 23 de los 32 estados del país.

Sheinbaum, exalcaldesa de la capital, es la gran beneficiada de esta maquinaria y entra a la disputa como gran favorita. Mujer pragmática, dedicó su campaña a defender las políticas de López Obrador, dejando abierta la posibilidad de ajustes en temas de seguridad y su aspiración de gobernar con la mentalidad de científica que es y no la de una líder de masas como ella. .

Su desafío es recuperar una clase media urbana continuamente atacada por el presidente, parte de la cual le dio la espalda a Morena en las elecciones intermedias de 2021, cuando el presidente criticó a feministas, ambientalistas, periodistas y defensores de derechos humanos y a cualquiera que cuestione. su autoridad moral.

De hecho, de los nueve gobiernos en juego el domingo, el más simbólico es el de Ciudad de México, gobernado por la izquierda desde que su alcalde fue elegido por voto popular (1997) y ahora con un escenario muy disputado. “Es una ciudad progresista, pero castiga a la gente con el voto”, dijo el director de la revista Voz y Voto.

Xóchitl Gálvez, empresaria, ingeniera y exsenadora, lidera la coalición formada por un partido conservador (el PAN), un partido de izquierda (el PRD) y el que gobernó México durante siete décadas del siglo XX (el PRI).

Encarna el rechazo frontal a López Obrador, a quien considera un líder autoritario y que critica su política de seguridad de “abrazos, no balazos”, que no ha logrado contener la violencia, así como sus ataques a organismos autónomos o al poder judicial.

Sin embargo, Gálvez comparte con él una forma de hablar directa y folclórica con la que aspira a cosechar votos de las clases más populares -donde está la principal base electoral de Morena-, además de bromas contundentes, pues incluso firmó con sangre y frente a un notario. eso no suprimiría el principal logro de este sexenio: los programas sociales.

Ante la violencia, Gálvez quiso mostrar valentía. Abrió su campaña paseando a medianoche por una de las ciudades más peligrosas del país y entre sus propuestas está sacar a los militares de las tareas civiles para que puedan centrarse en la seguridad —López Obrador los ha puesto a construir megaproyectos, administrar aeropuertos e incluso administrar turismo—o en la construcción de una megacarcel que se asemejara a las prisiones del salvadoreño Nayib Bukele.

De hecho, la mayor preocupación de los mexicanos en estas votaciones, las mayores de la historia porque también se renuevan el Congreso y miles de cargos locales, es la inseguridad. Principalmente en los estados donde más se siente la presencia del crimen organizado.

El partido en el poder minimiza este problema. La oposición pide “votar sin miedo”. Pero esto último no parece fácil.

En este sexenio, si bien se ha frenado la tendencia alcista de los homicidios, los homicidios se han mantenido terriblemente elevados, alrededor de 30.000 anuales, los desaparecidos superan los 100.000, y la violencia política -que no es nada nuevo para México- ha aumentado con la intención de aumentar. . condicionar candidatos en estados y municipios.

Según el colectivo Data Cívica, de septiembre a mayo se produjeron más de 80 agresiones a candidatos a cargos públicos, entre agresiones mortales (más de veinte), asesinatos de familiares, secuestros o amenazas tan graves como tiroteos contra viviendas.

El miércoles por la noche, día en que cerró la campaña, videos publicados en línea mostraban cómo una manifestación local fue disuelta a tiros en el estado sureño de Guerrero. El Ministerio Público confirmó el asesinato de un candidato a alcalde de la coalición opositora.

Carlos A. Pérez Ricart, profesor del CIDE, instituto público de investigación, recordó que también hay zonas del país “donde no hay tiros porque las instituciones están cooptadas”.

Ante esta realidad, decenas de candidatos a cargos locales optaron por abandonar la contienda y medio millar de candidatos a cargos federales pidieron protección gubernamental.

López Obrador, sin embargo, insiste en que las votaciones del domingo serán “limpias, libres y pacíficas”.

El mejor escenario para la democracia, coinciden todos los analistas, sería un Congreso sin mayorías claras, de modo que quienquiera que sea el presidente tendría que negociar y complicar cualquier cambio constitucional.

Ahí es donde el pequeño partido opositor Movimiento Ciudadano –cuyo candidato presidencial, Jorge Álvarez Máynez, sigue en un distante tercer lugar– podría tener peso dependiendo de los parlamentarios que consiga su grupo.

El escenario más complejo sería un resultado ajustado en la presidencia, lo que podría derivar en acusaciones cruzadas de fraude y gran inestabilidad política porque el INE está tan polarizado como el país y el tribunal electoral, que debe certificar las elecciones, tiene magistrados anónimos. explica Freidenberg.

“Difícilmente el país podría sostener una victoria mínima”, afirmó Carlos A. Pérez Ricart. “No tienen demócratas de un lado y del otro”.

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