Si repite la postura de su excompañero en Brasil, el astro francés podría tener una vida complicada en Madrid, pese a que el escenario es favorable para la victoria.




Aún un niño, Kylian Mbappé posa con la camiseta del Real Madrid

Aún un niño, Kylian Mbappé posa con la camiseta del Real Madrid

Foto: Archivo personal

En su presentación personal como nuevo jugador del Real Madrid, Kylian Mbappé recordó una foto de su infancia vistiendo la tradicional camiseta blanca y calificó el traspaso como un “sueño hecho realidad”. A los 25 años, cambió los ricos proyectos del Paris Saint-Germain por la mística intangible de los mayores campeones de Europa.

No hay comparación entre la grandeza de estos clubes. Mientras Francia, respaldada por fondos de Qatar, persigue el tan codiciado título de la Liga de Campeones, España consiguió su decimoquinta victoria continental el sábado pasado. Una institución busca establecer una identidad, mientras que la otra es, con diferencia, la marca mundial más grande del fútbol.

Mbappé llega a un equipo acostumbrado a ganar, con referentes e ídolos consagrados. Necesita saber hacia dónde va, para no caer en los mismos errores que Neymar, su excompañero en el PSG. Cuando pasó del Barcelona al conjunto parisino en 2017, el delantero brasileño ignoró todo lo que existía antes de su llegada.

Incluso ante la falta de lastre del club, Neymar lo demostró, desde su completa presentación parte en el recinto del Parque de los Príncipes, que sus objetivos individuales estaban por encima de los colectivos. El deseo de competir finalmente por el premio al mejor jugador del mundo le hizo romper todo tipo de protocolos de integración y convivir bien con sus compañeros.

Uno de los episodios más llamativos fue la guerra de egos con Cavani, que hasta entonces había sido el máximo goleador de la historia del PSG y un gran ídolo de la afición. En lugar de ir ganando poder poco a poco, respetando la historia construida en el club por los dirigentes de la época, Neymar hizo estallar el vestuario, con el apoyo de su amigo Daniel Alves, intentando abrirse paso hasta el punto de penalti oficial del equipo. . Lanzador y lanzador de tiro libre.

Eso sí, por su talento y capacidad, el brasileño sería protagonista del equipo, estatus que rápidamente se perdió tras la incorporación del propio Mbappé. Habiendo vivido de cerca el choque de vanidades en París, la estrella francesa tuvo que desviarse de las expectativas de que sería el “dueño” del club de Madrid.

Primero, porque el Real Madrid no es el PSG. Especialmente con Carlo Ancelotti, las jerarquías y los roles tienden a estar muy bien definidos y respetados. Finalmente, hay toda una historia que se construye antes de su llegada. Merece respeto la base formada por Vini Jr., Rodrygo, Bellingham y amigos.

Si Mbappé repite la postura de su ex colega brasileño en su nueva casa, afrontará una vida muy complicada con los madridistas, aunque hay un escenario propicio para que siga ganando y marcando récords en su carrera, ahora en un club que sí lo hace. no tenerlo. inclinarse ante cualquier atleta.



Fuente