Los científicos encuentran evidencia de tormentas solares extremas en el pasado y advierten sobre un posible desastre tecnológico

En 1859, cuando Charles Darwin publicó El origen de las especies, la Tierra experimentó una de las tormentas solares más poderosas jamás registradas en la historia. Los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte fallaron, provocando incendios en varios lugares. Este evento, que pasó a ser conocido como el evento Carrington, fue precedido por la primera observación confirmada de una llamarada solar, un estallido de intensa radiación solar. La llamarada provocó una brillante aurora en el cielo, señalando el inicio de una tormenta solar. Aunque el evento de Carrington fue intenso, una nueva investigación sugiere que en el pasado se han producido tormentas solares más extremas.

Pistas de radiocarbono de los anillos de los árboles

Los científicos han encontrado evidencia de estas antiguas tormentas estudiando los niveles de radiocarbono en los anillos de los árboles. Fusa Miyake, investigador de la Universidad de Nagoya, dirigió un equipo que descubrió un aumento repentino en las concentraciones de radiocarbono, lo que indica una tormenta solar extrema. Sus hallazgos incluyen eventos como los que ocurrieron en 774 d.C., 993 d.C. e incluso más atrás en 660 a.C. y 5259 a.C. Estas tormentas solares fueron mucho más poderosas que el evento Carrington, y las tormentas más poderosas ocurrieron en la década de 1940. notas Ocurrió hace unos 14.370 años, cerca del final de la última edad de hielo.

Impacto en la tecnología moderna

Las tormentas solares ocurren cuando el Sol emite partículas cargadas que penetran el campo magnético de la Tierra. Estas tormentas pueden alterar nuestra infraestructura tecnológica, incluidos satélites, redes eléctricas y redes de comunicaciones. Los eventos identificados en los anillos de los árboles sugieren que nuestro mundo moderno sería vulnerable a tales eventos. Dado que las tormentas solares son capaces de apagar sistemas globales, los científicos están trabajando para comprender su frecuencia e intensidad mediante el estudio de árboles antiguos en todo el mundo. Esta investigación no sólo mejora la datación por radiocarbono sino que también nos ayuda a prepararnos para futuras tormentas solares, que podrían tener impactos devastadores en la sociedad interconectada actual.

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