Dalí ya tiene una película digna de su genio egocéntrico

Además de los documentales y reportajes que se han realizado -y se seguirán realizando- sobre su vida y obra, Salvador Dalí ha sido representado por actores en varias ocasiones, dentro del ámbito de las obras realizadas para cine y televisión que han Siempre tuvo que lidiar con la imposibilidad de plasmar la grandeza de su personalidad en la pantalla.

La fascinación que sentía por el séptimo arte le llevó a establecer varias colaboraciones con creadores relevantes. El caso más destacable es “Un Chien Andalou” (1929), el cortometraje revolucionario de Luis Buñuel, por supuesto; pero también fue responsable del diseño artístico de la escena del sueño alucinatorio en “Spellbound” (1945), de Alfred Hitchcock, e incluso hizo algo con Walt Disney en “Destino”, corto animado que comenzó a desarrollarse en 1945 y fue completado sólo en 2002.

A su vez, directores como Carlos Saura y Woody Allen le dieron un lugar como personaje en sus propias películas “Buñuel y la mesa del rey Salomón” (2001) y “Medianoche en París” (2011), respectivamente, mientras que Robert Pattinson (aún inmerso en la saga “Crepúsculo”) y Ben Kingsley aceptó el desafío de interpretarlo en “Little Ashes” (2008) y “Dalíland” (2022). Sin embargo, la impresión general es que las caracterizaciones que ha tenido hasta ahora nunca han estado a la altura.

Por eso los admiradores del maestro del surrealismo deberían estar eufóricos con el estreno limitado en las salas de Los Ángeles de “Daaaaaalí!”, una película que, con sólo 78 minutos, y a pesar de sus limitaciones, se siente particularmente fiel al espíritu del legendario cine español. . artista en más de un sentido, además de tener la audacia y la irreverencia necesarias para llevar a cabo un proyecto de este tipo.

Semejante planteamiento sólo podía nacer de la imaginación de un director tan talentoso y auténticamente irreverente como Quentin Dupieux, que empezó como músico electrónico -nunca dejó de serlo- y que, en su calidad de cineasta, nos ofreció títulos tan delirantes. como “Eraser” (2010) –protagonizada por un neumático asesino que logra su objetivo con el uso de poderes mentales– y “Fumar Causes Cough” (2022) –una hilarante mirada al mundo de los superhéroes.

Una de las mayores virtudes de la película es que, a pesar de presentar a Dalí en diferentes etapas de su carrera a través de la intervención de hasta cinco actores (Gilles Lellouche, Édouard Baer, ​​Jonathan Cohen, Pio Marmaï y Didier Flamand), no buscan ser un relato cronológico de su vida, ni mucho menos un análisis cuidadoso de las técnicas que utilizó, sino más bien una obra de libre desarrollo que logra meternos en la mente del pintor y escultor con el uso de técnicas aparentemente simples, pero Recursos cinematográficos siempre eficaces.

En teoría, el protagonista de “Daaaaaalí!” No se trata, bueno, de Dalí, sino de Judith Rochant (Anaïs Demoustier), una joven periodista francesa que admira al icono por motivos que nunca llegan a concretarse y que, tras verse rechazada por él durante una entrevista a la que acude únicamente acompañada de su cuaderno ( aunque en aquella época ya existían grabadoras), consigue que el montador que le encargó el trabajo -se llama Jérôme y está interpretado por Romain Duris- obtenga costosos equipos cinematográficos destinados no sólo a filmar la conversación posterior con el artista esquivo y caprichoso, sino generar todo un documental.

Desde el principio queda claro que el Dalí de Dupieux (¿o son varios Dalí?) es arrogante y egocéntrico, lleno de exigencias irracionales y una actitud que fácilmente puede volverlo desagradable, como ocurría en la vida real; Pero este no es el único personaje masculino que actúa de esta manera.

Poco a poco, y a medida que las cosas se complican debido a las rabietas del pintor que interrumpen continuamente la producción, Jérôme pierde la paciencia y trata a Judith -que representa claramente el punto de vista del espectador- de una manera inaceptable. Mientras tanto, durante una pausa en el rodaje, Dalí toca los pechos de su maquilladora tras recibir su aprobación, aunque el camarógrafo que está a su lado le dice que no debe permitirlo.

Otro momento de la película.

Otro momento de la película.

(Películas de cajas de música)

En este sentido, la película de Dupieux, íntegramente hablada en francés -sin que esto la descalifique, ya que no pretende entrar en el terreno del realismo- no es ni complaciente ni condescendiente, incluso cuando parece una celebración del tema y administra un humor absurdo. eso le quita profundidad a lo que ofrece.

Merece destacarse que la línea narrativa aparentemente convencional que hemos descrito hasta ahora se ve alterada repentinamente por rupturas temporales y por una inclinación hacia el metacine que altera nuestra percepción de lo que vemos y que, lejos de ser abrumador, es tremendamente divertido.

De este lado, “¡Daaaaaaali!” Se encuentra sanamente cercano a la escuela de Buñuel, un cineasta prodigioso que, además de ser otra luminaria del surrealismo y haber trabajado directamente con el pintor en dos proyectos (el citado “Un perro andaluz” y el largometraje “L’Age d’ Ou”, de 1930), es una influencia declarada de Dupieux.

Aunque la comparación probablemente le quite ese toque de inmejorable originalidad que suele distinguir a películas absolutamente memorables, para nosotros poder tener una película sobre un genio que a su vez está influenciado por el trabajo de otro genio es lo suficientemente emocionante como para quitarnos el sombrero. y deja de lado cualquier duda.

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