El sol vuelve a desencadenar llamaradas X de alta intensidad, lo que provoca un apagón de radio

El 7 de octubre de 2024, una mancha solar activa, AR 3842, disparó una llamarada solar de clase X2.1, provocando un apagón de radio temporal en partes de América del Norte y del Sur y en el Océano Pacífico. Este evento ocurrió después de otra poderosa llamarada de la misma mancha solar unos días antes. El 3 de octubre, AR 3842 expulsó la llamarada solar más fuerte del Ciclo Solar 25, una llamarada de clase X9.05. La última llamarada, registrada a las 3:13 p.m.EDT, provocó un aumento de la radiación ultravioleta, que interfirió con las comunicaciones por radio de onda corta.

Clasificación de las llamaradas solares

Las erupciones solares se clasifican desde la clase B, que es la más débil, hasta la clase X, que representa las erupciones más fuertes. Aunque el incendio que ocurrió el 7 de octubre no fue tan poderoso como el histórico incendio X9.05 de la semana pasada, aun así causó impactos significativos, incluida interferencia de radio. La erupción solar más fuerte jamás registrada ocurrió en 2003 y se cree que fue un evento de clase X45.

Impacto potencial de la eyección de masa coronal (CME)

El Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) confirmó que la llamarada del lunes incluyó una eyección de masa coronal (CME), que actualmente se está analizando por su posible impacto en la Tierra. Aunque los eventos CME suelen tardar varios días en llegar a nuestro planeta, pueden provocar tormentas geomagnéticas que interrumpen los satélites, las redes eléctricas y las señales de GPS.

Monitoreo de la actividad solar para riesgos futuros

Las CME dirigidas a la Tierra son motivo de especial preocupación porque pueden provocar algo más que auroras en las latitudes medias. mas fuerte solar Las actividades pueden afectar sistemas tecnológicos críticos. La NOAA continúa monitoreando los datos de los satélites de observación solar y los riesgos potenciales para la infraestructura se evaluarán en función de la fuerza y ​​dirección de la CME.

Al monitorear estos eventos solares, los científicos pretenden predecir y mitigar mejor los impactos dañinos en el sistema terrestre.

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